sábado, 26 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte 5)

-         No fue nada no me deis las gracias, solo hice lo que tenía que hacer.
-         Ves cariño el chico es modesto.
-         Papa…
-         Vale, lo pillo, me voy.
-         No, no quería decir eso
-         Shhhhhhhhhh
La puerta se cierra, despacio, poco a poco, suave, y un recuerdo.
“¿y qué le paso a caperucita?”. “Pues ella vivió feliz con su abuelita y su madre en el bosque y el lobo murió a manos de los cazadores” mi madre acababa de contarme el cuento de caperucita roja, mi libro favorito desde siempre. La mire, con una sonrisa dibujada en la cara. Ella cerró el libro dulcemente, yo la miraba con interés como si fuera a descubrir un nuevo mundo, con espíritu aventurero. Se levantó de la cama, ágil y veloz, dejó el libro en mi estantería, se giró, y se inclinó para darme un beso de buenas noches, y me susurró al oído nuestro saludo secreto “sácale la lengua al lobo y continua sonriendo” y le sonreí al oírlo y le dije “igualmente, buenas noches” y cerré los ojos sin saber lo que me depararía mi sueño.
Este, es el último recuerdo que tengo de mi madre, porque esa noche la muerte se apodero de ella y me la arrancó si piedad, sin pedir permiso y de una manera devastadora, tenía ganas de llorar de escapar de allí, de ver a la muerte cerca y preguntarle por ella, saber si está bien y ver su mirada llena de recuerdos de una vida acabada.
-         Bueno, - dijo John tocándose la nuca con desgana- ¿cómo te encuentras?
-         Pues… mejor, gracias.
Se rio con ironía, no lo conseguí entender y él se dio cuenta y me lo explicó:
-         Me rio, pues, porque desde que te he salvado todos me dan las gracias.
-         Eso será porque te lo mereces. Mi madre decía que si te dan las gracias es porque has hecho algo por los demás, algo grande.
-         Quizás sea verdad, pero no me merezco tantos halagos. Me da vergüenza.
-         ¿vergüenza, a ti?
-         Si, detrás de mi imagen de tipo duro hay una persona sensible sabes, y además odio que solo me vean como tipo duro, eso me priva de muchas cosas.
-         Pues lo único que no debes hacer es resignarte en que solo te recuerden por ser un tipo duro, saca tu vena sensible.
-         Para ti parece muy fácil decirlo, pero a mí lo que me da miedo es que no me traten del mismo modo si saben la verdad, necesito estar seguro de cada paso que dé y eso es muy impredecible.
-         Tarde o temprano tendrás que afrontarlo, lo cual yo te recomiendo que lo hagas lo antes posible.
-         Gracias, en serio pero no es tan fácil como tú piensas.
-         Bueno pues lo que tu veas yo no interfiero en tus decisiones
Este momento se está convirtiendo en un momento rarísimo, hasta hace dos días era el chico popular del colegio y tenía novia y hoy está confesándome a mí que en realidad es sensible y que no le gusta como lo ven los demás. Además me lo cuenta a mí, que no soy nadie en su vida. Pero aun así yo le escucho atenta, intentando ayudarle, dándole mi punto de vista y cada una de sus palabras de confesión me hunde más en sus ojos negros, y que a la luz de la lámpara adoptan un color negro aún más profundo con ráfagas grises. Preciosos. Y por un momento veo a mi madre en ellos y una lagrima corre inocente por mi mejilla y veo a John decirme algo, pero no lo escucho estoy inmersa en ese pensamiento. El me habla, creo que ahora me pregunta.

Recuerdos. chapter 3. (parte 4)

Todo se aceleró, y el tiempo me susurro al oído que todo iba a pasar, un mensaje tranquilizante. John corrió hacia el encapuchado y lo tiro al suelo sin ningún problema. Sentí perder el equilibrio.
                 *         *       *
Abrí los ojos, perezosa, con dificultad, como si hubiera soñado durante mucho tiempo y hoy tocara madrugar.
-         Hey, ¿qué pasa pequeña? – me dijo papa.
Intente esbozar una sonrisa pero mi lucha contra ella seguía y no lo conseguí, todo estaba perdido, la esperanza se despedía de mí y hacia las maletas para no volver. Jamás. Fuera de mis pensamientos. Me intente incorporar pero mi padre reaccionó demasiado rápido y me lo impidió diciendo:
-         Tranquila cariño de momento debes reposar, ha dicho el médico que te desmayaste y te diste un golpe demasiado fuerte que te provocó contusiones, pero tu tranquila también nos a confirmado que para esta tarde te darán el alta.
-         Vale,- una pausa, quizás demasiado larga- gracias papa.
-         No, a mí no me des las gracias dáselas a John que actuó lo suficientemente rápido como para que no te llevara por delante ese atracador… que repugnante.
En ese momento gire la mirada, exploradora para poder ver donde estaba mi visita, John. Al ver que le buscaba levanto la mano a modo de saludo y me dedico una sonrisa, preciosa, una sonrisa me medio lado, solo levantó un lado del labio, pero fue precioso. Fue algo que para mí está fuera de alcance. A veces me pregunto que si no devuelvo la sonrisa puede ser una falta de educación, pero no tengo nada que hacer al respecto.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte3)

La tarde parece transcurrir tranquila y mi casa es tan acogedora como siempre. Ya había terminado todo lo que tenía que hacer, por lo que me dispuse a salir.
“jueves, el día de la autoescuela”- pensé-“me siento un poco ridícula con esta pulsera, pero me gusta esa sensación me hace ser más yo, me hace sentir más feliz.”
Salgo de casa y me tiembla el cuerpo, todavía se nota la presencia del invierno que intenta ganar su última batalla antes de abandonar hasta el año siguiente. Una pulsera de risueños colores colgaba de mi muñeca derecha ya un poco deshilachada por el paso del tiempo, por tantos días, uno tras del otro, sufriendo los achaques de cada movimiento. Esa pulsera me la regalo mi madre y si hay una sola razón por la que la llevo, esa es mi madre.
El ambiente olía a cambios, y también se veía cambiado, el barrio se veía afectado por la crisis que pasaba por entonces las Islas Jónicas. Pero no es una crisis económica, sino es la crisis de Shopie Clever. Una crisis de guerra continua, sin cese, por esbozar una sola sonrisa que recordar. Me cuesta tanto, ni aunque tenga motivos para hacerlo no puedo, no sé hacerlo, se me ha olvidado y necesito a alguien que me recuerde cómo se siente cuando se sonríe. Mi sonrisa parece haber sido censurada de la realidad, una realidad que desearía que fuera ficticia y poder retomar los días en los que sabía sonreír.
De vuelta a la realidad. La calle está sombría por las casas y un joven de entre 20 y 25 años corre con los cascos puestos y a la vez parece cantar la canción. Más allá, casi en el final de la calle un puestecito de artículos artesanales o no tan artesanales ya que dice que son artesanales pero en verdad si le das la vuelta al artículo ves que pone made in china, por lo que no creo que sea artesanal. Estas son las cosas que aprendes cuando llevas mucho tiempo en la calle de Soudidas.
Avanzo, despacio, sumergida en mi mundo. Abro el bolso para buscar el móvil y decirle a Rena que quizás llegue tarde, al paso que voy seguro, pero no tengo ganas de cambiar el ritmo, supondría demasiado esfuerzo y en este momento no tengo ganas. Contactos, Rena Spirit, enviar mensaje, “quizás llegue tarde pero no me esperes ponte en la cola y si no llego para entonces pasa de mí”, no se para que le digo que no se ponga nerviosa si se perfectamente que lo estará para cuando yo llegue. Guardo el móvil y subo la mirada. Todo está en orden ninguna  novedad y todo como siempre.
Ahora cojo los cascos. Suena “With me” de Sum41, cierro los ojos y me relajo con el sonido de la música, nada más que ese sonido tiene permiso para entrar en mis odios, nada puede interrumpir la conexión entre la música y yo. Abro los ojos para comprobar que no hay obstáculos, ahora estoy en la calle del mercado en la que hay muchas tiendas con objetos de muy variada clase.
Alguien corre y todos se apartan a su paso, me entra el pánico pero no se responder, estoy paralizada, y todo me da vueltas y un recuerdo.
Salía de la escuela un 10 de abril de 1997, la profesora nos acompañaba a mis compañeros y a mí hasta el umbral de la cerca. El puerta era enorme y me daba miedo, tenía tallados en hierro ya un poco oxidado unas curvas desordenas, pero para mí parecía como polvo visto a cámara lenta y yo era alérgica al polvo. Me causaba pudor y todo parecía acecharme por todos lados, no sabía que hacer quería cerrar los ojos y dirigir mi mirada a otra parte correr, huir de aquel lugar y dejarlo todo atrás. Entonces un compañero, Gabriel, me empujo sin darse cuenta e hizo que perdiera la concentración, gracias a ese empujón todo ceso y se desvaneció en el pasado, y olvidarlo lentamente.  En ese momento Rose se acercó y se agacho suavemente y con una sonrisa me dijo “venga cariño, papa está ahí.” Dijo señalando a mi padre. Entonces el alzó la mano y me saludo divertido. Corrí y fui a abrazarlo a ver si eso me aliviaba mis remordimientos y recuerdos como el de aquel umbral.
De repente me sentí vacía y sin remedio. Miraba a todos lados a ver si por suerte aparecía un Gabriel que me salvara de esta, pero sin suerte.
Jonh, él, salió en ese mismo momento de una tienda de suvenires y lo miré con los ojos un poco llorosos, al poco comprendió mi situación y se apiado de mí.  Miré a quien corría, llevaba una capucha y una maleta que sonaba a cada paso que daba. Todo parecía  ir muy despacio en mi mente. Volví la vista para mirar a John, se disponía a placar al atracador y así poder sacarme de mi humillante trance. El atracador avanzaba veloz y desde mi punto de vista solo estábamos John, él y yo.

viernes, 11 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte2)

                                              TRES
Alguien pronuncia mi nombre, una voz conocida, como no, era Rena. Me giro para verla, y en efecto es ella con el colgante de siempre, los zapatos de siempre, los vaqueros de siempre, y como no, la sonrisa que cada día me motiva.
-         Hey, ¿qué pasa?
-         Buenos días, mañana vamos a ir a la autoescuela, que si no acabamos sin plaza.
-         ¿mañana?   bueno en vedad no se para que me quejo no tenía nada que hacer de todos modos.
-         Esta es mi Shopie.
-         Pero tiene que ser a las seis que mi padre no me puede llevar antes.
-         Bueno, vale pero no tardes demasiado, que te conozco
En verdad tenía que ir a la academia, pero por Rena yo lo aparcaba todo, desde que me salvó el pellejo en  cuarto de primaria del matón de la clase somos mejores amigas y hasta hoy lo aparcaría todo por ella.
Las clases transcurrieron aburridas y sin ningún tema interesante, como de costumbre, ya he asumido que no me interesa nada más que la fotografía, ya está decidido, seré fotógrafa. El timbre suena estridente y puntual cada hora y el bullicio comienza nada más salir de la clase, todos respiran aliviados por el final de las clases, se cuentan alguna anécdota de las clases y cogen los libros de la taquilla. Camino tranquila por los pasillos del instituto. Y un recuerdo.
La primavera había inundado la pradera de bonitas flores de vivos colores, todos me llamaban la atención sin importar el ángulo desde el que lo mirase y pensé en que era el paisaje más bonito que había visto en toda mi vida, una idea cruzo por mi cabeza casi sin pensarlo, fugaz y sonreí. Corrí hasta casa. “papá, me puedes dejas la cámara de fotos por favor, es que hoy la pradera esta bellísima y hay flores de todos los colores y el cielo está despejado, sería la foto perfecta, venga papá, déjamela”, lo dije todo tan rápido que no sabía ni siquiera si me había entendido, pero aun así le puse cara de corderito para que se apiadase de mí y me la dejara. “vale cariño como tú digas, pero yo te acompaño para ver ese paisaje tan bonito y mamá también, díselo y mientras y voy buscando la cámara” corrí a decírselo a mamá, pero cuando iba a cruzar la esquina me sorprendió vestida y dispuesta a encaminarse a acompañarme a hacer la foto. Los tres íbamos de la mano corriendo, riendo, con el sol pegándonos en la piel. Yo los arrastraba por la pequeña colina, entre los árboles. Llegamos a la colina y mi padre sacó la polaroid de su funda y me la colgó alrededor del cuello para que hiciese la foto, yo sonreí y me dispuse a hacer la foto. Estaba un poco nerviosa, no saber como saldría la foto me causaba estupor, pero la hice y mis padres afirmaron que era la mejor foto que habían visto nunca. Y como siempre, una sonrisa.

jueves, 10 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte1)

                                                   TRES

BRRRRRRRING! Un nuevo día comienza y nada mejor que con el odioso sonido de un despertador. Me levanto perezosa, voy al baño y me enjuago la cara, bajo las escaleras y me preparo el desayuno.
- Buenos días pequeña ¿has preparado café?
- Buenos días, sí pero ten cuidado que está muy caliente.
Le serví el café y saqué sus galletas favoritas. Las tazas estaban humeantes y me daba miedo quemarme, por lo que esteré a que mi padre lo probara antes. Lo tomaba tranquilo, por lo que debía imaginar que el café no estaba demasiado caliente. Mientras tomaba mi primer sorbito miré por la ventana, hacía un día muy bonito el cielo relucía especialmente azul sin ninguna nube acechante. El canto de los pájaros era el sonido dominante  y la escarcha del invierno se derretía viendo su fin y esperando el inicio de una nueva estación, la primavera. Me terminé el café y me levante intentando que la silla no chirriara debido al roce con el suelo. Ahora estaba más despierta y subí veloz a preparar la maleta, miré el reloj, tenía que darme prisa si no quería llegar tarde. Abrí el armario, tenía un aroma agradable como siempre, y un recuerdo.
“cariño tenemos que coger el detergente”, dijo papa mientras cogía unos botes de leche. “verdad, se me olvidaba, vamos cariño ven vamos las dos.”, mama me cogió de la mano y me arrastro hasta el departamento de detergentes y cogió el de siempre y pregunté “¿mama, por qué siempre coges el mismo?” y ella me miró y con una sonrisa me dijo “lo compro siempre porque cuando tú eras muy muy pequeña me decías que olía bien y que lo comprara siempre” entonces lo comprendí todo y no tenía más duda y le sonreí.
A veces me sorprende la de recuerdos que me vienen con mínimas cosas y todo relacionado con ella. Incluso mi nombre. Mi padre siempre me cuenta que me lo puso mama porque una vez se fueron de viaje a Roma estando embarazada de mí y que allí conoció a una posadera y a su hija que se llamaba Sophie y la inspiró para ponerme un nombre. Ella se llamaba Elisabeth.
-         Sophie, ¿estás lista?
-         Si, un momento, ahora bajo.
Me termino rápida y bajo hacía la puerta. Mi padre me espera en el coche, está un poco sucio, pero es el de siempre, me monto y mi la calle empieza a moverse a mi alrededor. Me pregunto cómo le irá a Rena,  me dijo que sus padres se iban a separar y me pareció que no se lo tomó demasiado bien.
La puerta del colegio rebosaba de miradas aun dormidas, o simplemente aburridas por tener que volver a asistir a clases, algunos repasan en los últimos momentos el examen que tendrían ese día y otras se contaban los sucesos del día anterior. Bajo del coche y suspiro esperando que no sea duro el día conmigo. Levanto la vista y veo a Natalia que me saluda, enérgica, divertida, como nunca pensé que estaría una persona a las siete de la mañana, le sonrío para darle a ver que estoy despierta y que la he visto. Se acerca a mí.
-         ¿a qué no sabes lo que ha pasado?
-         Pues creo que no. – dije algo confusa.
-         Bueno pues te cuento, – se la notaba muy excitada por lo que debía ser algo muy interesante – Jonh ha dejado a Mia nada más bajarse del coche, menos mal de algo me sirve despertarme temprano.
No lograba salir de mi asombro, pero si estaban muy bien juntos y llevaban mucho tiempo. Lo veía demasiado raro, algo les tendría que haber ocurrido para dejarlo así. Dejo mis pensamientos algo me arrastra a otro recuerdo.
“Mira, ven cariño mira esa mariposa. Se esconde ahí porque está lloviendo.” La miré con asombro y me perdí en su color vivo, brillante, divertido, y pensé en llevarla a casa. Mama me miró y, como siempre, dulcemente, me dedicó una de sus sonrisas y asintió. Yo llevaba feliz mi mariposa de atrevidos colores en mis manos con mucho cuidado para que no se me escapara y no se mojara. Mi madre me advertía sobre los charcos, pero a mí me resultaba más divertido chapotear en ellos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 2

DOS                                                        
-         Shopie, Shopie despierta, has tenido una pesadilla cariño.
La frente me sudaba y el corazón iba más rápido de lo natural.
-         Estoy bien, no pasa nada.
-         ¿Qué has soñado?- dijo un tanto preocupado y esperando mi respuesta.
-         He soñado con la noche en la que murió mama.
Se me encogió el corazón al decir esa última frase. Mi padre agacho la cabeza, aunque no quisiera admitirlo yo sabía que él estaba rememorando amargamente aquella noche. Quería cambiar aquel día y tacharlo del calendario, un lavado de memoria tampoco estaría mal pero me temo que de momento eso era imposible.
-         Perdón, no era mi intención recordártelo, yo… - pero arreglarlo ya era imposible.
-         No pasa nada.- sonrió falsamente para hacerme ver que lo había superado, pero era un mal actor, me besó la frente y se fue silencioso.
La puesta se cerró sigilosa y me eché en la cama esperando volver a dormir, pero yo sabía que eso me iba a ser imposible. La imagen de mi madre aparecía repetidamente en mi mente con dolor, superar aquello era un objetivo imposible de alcanzar. Y en ese momento recordé.

“Mama, mama corre, corre se me ha escapado el globo, cógelo.” Mi globo rojo huía  de mí hacia lo alto y era imposible de alcanzar para mí, miré a mama, estaba tan guapa como siempre, llevaba una camisa a rayas verdes y un pantalón vaquero corto con tirantes y corría ágil para ayudarme a recuperar mi globo. “venga mama que se va a escapar.”  La mire con los ojos llorosos y ella me dedicó una sonrisa como si todo estuviera echo, entonces se subió a un tronco curvado que había y cogió al vuelo el globo. Sonreí. Se bajó del tronco y se sentó en el yo hice acopio de ella y me senté también, entonces sacó un hilo de su bolsillo del pantalón, lo anudó al globo y me miro cómplice, yo estaba atenta a cada paso que daba, entonces cogió el otro extremo  del hilo, me cogió la mano y me lo anudo para que no se me volviera a soltar nunca más.
Ese recuerdo pasó fugaz por mi cabeza y caí dormida.

Recuerdos

                                                     UNO

Un estruendo sonó en el exterior de la casa. Me desperté sobresaltada. Unas sombras se movían veloces por mi ventana. Tenía miedo, ¿qué podía ser? Todo parecían interrogantes pero de una cosa estaba segura, eran animales y no venían a hacer amigos especialmente. El pánico se apoderó de mí. Un grito salió de la habitación de mis padres, no sabía que hacer lloré por lo que podía estar pasando, me lo imaginaba y sufría haciéndolo pero era imposible hacer nada más. ¡BAM! Un disparo y un sollozo de expiración. Todo parecía más tranquillo. Entonces aparté las sabanas de mi cama y me levante temblorosa por lo que pudiera encontrarme. Ahí estaba tirado en el suelo el animal que había atacado con un disparo en el costado que había provocado su muerte, ahora todo se complica, no sabía si levantar la vista o dejarme caer sabía lo que había más allá. Escuchaba como mi padre lloraba y no había más que pensar. Finalmente me decidí y levante la vista para concretar la obviedad. Y entonces se me hizo un nudo en la garganta. Las sábanas estaban teñidas de rojo y mi madre estaba yacente en ellas, sin vida, con la mirada vacía y la piel fría. Mi padre se levantó decidido de la cama, me abrazó fuerte y me dijo:
-         Una vida acaba y otra empieza, Sophie  no dejes que esto te afecte aunque sé que es imposible, ahora ella está en un lugar mejor, ella está en ti siempre. Ahora tenemos que irnos, este lugar que tanto amábamos parece haberse puesto en guerra con nosotros. – una lágrima calló en mi hombro.- comencemos una nueva vida en otro lugar.
-         … la echaré mucho de menos, habría querido despedirme de ella. Papa, ¿tú la echarás de menos?
-         Si, si cariño.
Entonces me cogió y me llevó afuera lo más rápido que pudo por si los lobos volvían.