jueves, 10 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte1)

                                                   TRES

BRRRRRRRING! Un nuevo día comienza y nada mejor que con el odioso sonido de un despertador. Me levanto perezosa, voy al baño y me enjuago la cara, bajo las escaleras y me preparo el desayuno.
- Buenos días pequeña ¿has preparado café?
- Buenos días, sí pero ten cuidado que está muy caliente.
Le serví el café y saqué sus galletas favoritas. Las tazas estaban humeantes y me daba miedo quemarme, por lo que esteré a que mi padre lo probara antes. Lo tomaba tranquilo, por lo que debía imaginar que el café no estaba demasiado caliente. Mientras tomaba mi primer sorbito miré por la ventana, hacía un día muy bonito el cielo relucía especialmente azul sin ninguna nube acechante. El canto de los pájaros era el sonido dominante  y la escarcha del invierno se derretía viendo su fin y esperando el inicio de una nueva estación, la primavera. Me terminé el café y me levante intentando que la silla no chirriara debido al roce con el suelo. Ahora estaba más despierta y subí veloz a preparar la maleta, miré el reloj, tenía que darme prisa si no quería llegar tarde. Abrí el armario, tenía un aroma agradable como siempre, y un recuerdo.
“cariño tenemos que coger el detergente”, dijo papa mientras cogía unos botes de leche. “verdad, se me olvidaba, vamos cariño ven vamos las dos.”, mama me cogió de la mano y me arrastro hasta el departamento de detergentes y cogió el de siempre y pregunté “¿mama, por qué siempre coges el mismo?” y ella me miró y con una sonrisa me dijo “lo compro siempre porque cuando tú eras muy muy pequeña me decías que olía bien y que lo comprara siempre” entonces lo comprendí todo y no tenía más duda y le sonreí.
A veces me sorprende la de recuerdos que me vienen con mínimas cosas y todo relacionado con ella. Incluso mi nombre. Mi padre siempre me cuenta que me lo puso mama porque una vez se fueron de viaje a Roma estando embarazada de mí y que allí conoció a una posadera y a su hija que se llamaba Sophie y la inspiró para ponerme un nombre. Ella se llamaba Elisabeth.
-         Sophie, ¿estás lista?
-         Si, un momento, ahora bajo.
Me termino rápida y bajo hacía la puerta. Mi padre me espera en el coche, está un poco sucio, pero es el de siempre, me monto y mi la calle empieza a moverse a mi alrededor. Me pregunto cómo le irá a Rena,  me dijo que sus padres se iban a separar y me pareció que no se lo tomó demasiado bien.
La puerta del colegio rebosaba de miradas aun dormidas, o simplemente aburridas por tener que volver a asistir a clases, algunos repasan en los últimos momentos el examen que tendrían ese día y otras se contaban los sucesos del día anterior. Bajo del coche y suspiro esperando que no sea duro el día conmigo. Levanto la vista y veo a Natalia que me saluda, enérgica, divertida, como nunca pensé que estaría una persona a las siete de la mañana, le sonrío para darle a ver que estoy despierta y que la he visto. Se acerca a mí.
-         ¿a qué no sabes lo que ha pasado?
-         Pues creo que no. – dije algo confusa.
-         Bueno pues te cuento, – se la notaba muy excitada por lo que debía ser algo muy interesante – Jonh ha dejado a Mia nada más bajarse del coche, menos mal de algo me sirve despertarme temprano.
No lograba salir de mi asombro, pero si estaban muy bien juntos y llevaban mucho tiempo. Lo veía demasiado raro, algo les tendría que haber ocurrido para dejarlo así. Dejo mis pensamientos algo me arrastra a otro recuerdo.
“Mira, ven cariño mira esa mariposa. Se esconde ahí porque está lloviendo.” La miré con asombro y me perdí en su color vivo, brillante, divertido, y pensé en llevarla a casa. Mama me miró y, como siempre, dulcemente, me dedicó una de sus sonrisas y asintió. Yo llevaba feliz mi mariposa de atrevidos colores en mis manos con mucho cuidado para que no se me escapara y no se mojara. Mi madre me advertía sobre los charcos, pero a mí me resultaba más divertido chapotear en ellos.

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