viernes, 11 de marzo de 2011

Recuerdos. chapter 3. (parte2)

                                              TRES
Alguien pronuncia mi nombre, una voz conocida, como no, era Rena. Me giro para verla, y en efecto es ella con el colgante de siempre, los zapatos de siempre, los vaqueros de siempre, y como no, la sonrisa que cada día me motiva.
-         Hey, ¿qué pasa?
-         Buenos días, mañana vamos a ir a la autoescuela, que si no acabamos sin plaza.
-         ¿mañana?   bueno en vedad no se para que me quejo no tenía nada que hacer de todos modos.
-         Esta es mi Shopie.
-         Pero tiene que ser a las seis que mi padre no me puede llevar antes.
-         Bueno, vale pero no tardes demasiado, que te conozco
En verdad tenía que ir a la academia, pero por Rena yo lo aparcaba todo, desde que me salvó el pellejo en  cuarto de primaria del matón de la clase somos mejores amigas y hasta hoy lo aparcaría todo por ella.
Las clases transcurrieron aburridas y sin ningún tema interesante, como de costumbre, ya he asumido que no me interesa nada más que la fotografía, ya está decidido, seré fotógrafa. El timbre suena estridente y puntual cada hora y el bullicio comienza nada más salir de la clase, todos respiran aliviados por el final de las clases, se cuentan alguna anécdota de las clases y cogen los libros de la taquilla. Camino tranquila por los pasillos del instituto. Y un recuerdo.
La primavera había inundado la pradera de bonitas flores de vivos colores, todos me llamaban la atención sin importar el ángulo desde el que lo mirase y pensé en que era el paisaje más bonito que había visto en toda mi vida, una idea cruzo por mi cabeza casi sin pensarlo, fugaz y sonreí. Corrí hasta casa. “papá, me puedes dejas la cámara de fotos por favor, es que hoy la pradera esta bellísima y hay flores de todos los colores y el cielo está despejado, sería la foto perfecta, venga papá, déjamela”, lo dije todo tan rápido que no sabía ni siquiera si me había entendido, pero aun así le puse cara de corderito para que se apiadase de mí y me la dejara. “vale cariño como tú digas, pero yo te acompaño para ver ese paisaje tan bonito y mamá también, díselo y mientras y voy buscando la cámara” corrí a decírselo a mamá, pero cuando iba a cruzar la esquina me sorprendió vestida y dispuesta a encaminarse a acompañarme a hacer la foto. Los tres íbamos de la mano corriendo, riendo, con el sol pegándonos en la piel. Yo los arrastraba por la pequeña colina, entre los árboles. Llegamos a la colina y mi padre sacó la polaroid de su funda y me la colgó alrededor del cuello para que hiciese la foto, yo sonreí y me dispuse a hacer la foto. Estaba un poco nerviosa, no saber como saldría la foto me causaba estupor, pero la hice y mis padres afirmaron que era la mejor foto que habían visto nunca. Y como siempre, una sonrisa.

No hay comentarios: