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Uuuf, dios mío, pero que
calor hace ¿no? – comento para intentas disolver es silencio.
-
Mmm pues sí, dios mío, casi me quedo dormido y
más cuando me empezaste revolver el pelo.
– dice mirándome travieso y no puedo evitar reírme.
-
Bueno, ¿qué? Te bañas o no – le pregunto
mientras me levanto y una vez de pie me quito la camiseta y le tiendo la mano,
él vacila mirándome de arriba abajo, pero ahora no me siento incomoda ante su
mirada, entonces me hago la que está cansada de esperar y me toma la mano. Le
ayudo a levantarse y nos vamos a bañarnos.
Llegamos a la orilla y nos metemos
hasta que el agua me llega por debajo de los pechos, ahora me fijo en lo bajita
que me siento a su lado, y eso que no soy demasiado bajita, tengo una estatura
normal, ni muy alta ni muy baja. Una ola pasa por nuestro lado y lucho por no
perder el equilibrio. El agua esta genial, pero no le presto ninguna atención.
No aparta su pisada de las boyas que
están a unos metros de nosotros. Algo de él estaba nervioso y no podía evitar
sentir que yo también lo estaba. Todo este tiempo había evitado pensar que
entre nosotros no iba a haber nada más que un fin de semana, una amistad fugaz.
Había estado perdiendo el tiempo, pero él no, él había construido en su mente
un fin de semana perfecto. En ese momento me di cuenta de que estaba en mi
mundo, otra vez perdiendo el tiempo, a veces pienso que no sirvo para esto, que
soy demasiado planificadora y que si yo planifico algo nada se puede torcer o mi
mente deja de estar tranquila. Debo dejar de hacer eso, de planificarlo todo, son
pareceré inflexible y alguna vez meteré la pata, es mejor ser espontanea, si me
equivoco se notará menos.
Ya eran casi la una cuando nos salimos
del agua, sin darnos cuenta habíamos pasado más de una hora en el agua hablando
de cualquier cosa, lo que saliera y además, me he dado cuenta de que ser
espontaneo es lo mejor del mundo, parezco más yo y menos lo que quiero ser. John
me ha contado cosas súper interesantes sobre él, me ha contado que quiere ser
ejecutivo aunque de pequeño quería ser bombero, todos sus sueños y me he
enterado de toda la vida de Mia, su ex, y me he dado cuenta de que en verdad
era muy estúpida, más que nada porque me ha dicho que nunca han mantenido una
conversación en la que ella le dejara hablar a él, por ese motivo rompió con
ella más que nada.
Ya era la hora de comer cuando llegamos
a casa y mi padre todavía no había llegado, solo había una notita escrita por
él en la que decía que había ido a hacer la compra porque no quedaban pizzas
para esta noche.
-
Bueno vístete y te llevo a
comer a un restaurante que ahí aquí cerca, ponen un plato de arancini buenísimo,
que es la comida típica de por aquí.
-
Suena bien, me visto y nos
vamos. Ah, coge un papel y le dejas una nota a mi padre.- dije subiendo las
escaleras.
Cuando llegué a mi habitación me
sorprendió ver mi ropa favorita puesta pulcramente sobre la cama con una nota
encima. “dile a John que te lleve a comer a alguna parte. Papá.” Sonreí mientras
lo leía, mi padre tan practico como siempre.
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