sábado, 22 de octubre de 2011

Renaciste en una aullido a medianoche. Chapter 6 (parte2)


Llaman a la puesta, me miro por última vez en el espejo, me arreglo el pelo para que quede perfecto y abro la puerta. John está apoyado en la pared de enfrente poniéndose el último botón de su camisa, me sonríe. Me mira de arriba abajo con los ojos muy abiertos.
-          ¿Qué? – digo un poco avergonzada, no estoy acostumbrada a que me miren así...
-          Di-Dios. Oh, Sophie, nunca te había visto tan arreglada, estás... guapísima.- sonrío y balbuceo un gracias cuando me mira, sin poder decirle que él también está muy guapo porque me da demasiada vergüenza, no encuentro modo de decírselo, me parece tan tentador decírselo, pero es que no puedo, estoy bloqueada.
-          ¿vamos?- dice poniendo el brazo para que me coja de él.
-          Vamos.
 Caminamos por las calles de la ciudad, yo no sabía el camino y siempre me veía indecisa en un cruce, pero John me señalaba el camino, así no tendría que tirar de mí sí me equivocaba. Al final nos paramos delante de un restaurante. Parecía una casita rustica, con un pequeño balcón donde había tres mesas y gente comiendo mientras hablaban y un camarero servía a otras mesas. “La casa del vento” es el nombre del restaurante, y ahora me doy cuenta de que lo que parecía una casita rustica es un molino de viento. John mueve el brazo respira hondo y se dirige a mi
-          Es aquí, ¿entramos?
Asiento y subimos las escaleras, y me llega el olor a comidas que desconozco, todos olores nuevos, exóticos, apetecibles, miro los platos intentando unir cada olor con su plato, aunque sé que no estaré acertando la mayoría, pero de fantasía se vive. Cuando llegamos a la barra ya había elegido como cinco platos que quería tomar. Al final me decidí por el plato que me dijo John antes, el arancini. Nos dieron una mesa y nos sentamos a esperar a que nos trajeran los platos.
-          Huele bien aquí ¿verdad?
-          Si, realmente bien, - exhalo exageradamente para que vea mi agrado- gracias John, nunca nadie había hecho algo así por mí. me has llevado al hospital por una tontería de las mías, me has traído a Sicilia y me has traído a comer. No puedo pedir nada más.
-          Bah Sophie no pasa nada, necesitabas ayuda y yo estaba ahí.
-          Ya, ya lo sé pero había mucha más gente que podría haberme ayudado, además cualquiera me habría dejado en el hospital y se habría ido, no me habría traído aquí.- dije señalando a todas partes y le miré a los ojos- pero, tú no eres cualquiera...
-          Es que quería conocerte, cuando salí de la tienda y te vi en medio de la calle paralizada mirándome, suplicándome que te ayudara, toda aterrada, temblando, no pude dejar de pensar que había algo en ti a parte de lo que aparentas.
-          Su comida señores.- el camarero llego con dos plato en la mano- ahora vuelvo con la bebida.
-          Gracias- dijo John mirando abajo, ruborizado.- quería conocerte- dijo dirigiéndose a mí cuando el camarero se giró para ir a por las bebidas.
No supe que decir. Parecía tan sincero que no sabía que contestar a lo que me había dicho. Además, era como si lo que acabara de decir fuera un secreto y le hubiera dolido decirlo en voz alta. El camarero volvió con las bebidas y las dejó en la mesa.
-          ¿eso es todo?
-          Sí, eso es todo- dije anticipándome a John, necesitaba decir algo. Luego miro a John y le pongo las manos encima de las suyas.- eh, solo quería decirte gracias, no hace falta ponerse así.
Él sonrió sin decir nada. Miro a ambos lados, había varias parejas. Algo me llama la atención, bueno no, algo no, alguien. Una mujer está asomada por la puerta del local, de sonrisa bella, me miraba con sigilo, imaginando que no está siendo vista, pero no aparta la vista cuando la miro, algo de ella me es familiar y en mi mente algo empieza a revolverse. No sé quién puede ser, ni si la conozco de algo, la examino, piernas largas y cuerpo delgado, bastante alta, lleva puesto unos pantalones cortos y una camiseta de rayas verdes. Algo en ella me dice que la conoce y ese algo dice... Mamá. De un momento a otro la mujer había desaparecido podrían haber sido imaginaciones mías, pero parecían demasiado reales. No salgo de mi asombro, por una parte sé que era mi madre, pero por otra podría haber sido cualquier otra cosa.     

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