martes, 2 de agosto de 2011

Renaciste en un aullido a media noche. Chapter 5 (parte 13).

Me aferre al pensamiento de que podía no estar en lo cierto, pero era demasiado duro para mi mente, porque aunque yo no quisiera admitirlo ni creérmelo, me estaba enamorando poco a poco de John, de cada defecto y cada virtud de su personalidad. Y ahora no podía hacer nada para frenar ese pensamiento porque,.. Porque John había insinuado lo mismo en esa conversación. Estuve un rato en ello, y cuando me quise dar cuenta, John ya se había dormido, sonreí para mis adentros, que tranquilo parece estar, su respiración es tan leve que tengo la sensación de que no respira, pero eso sería absurdo. Seguramente tendré una sonrisa tonta en este momento, pero no me importa, no hay nadie que pueda verme. Me arrastro por la cama hasta acabar al lado de su hombro. Ladeo la cabeza al ver que lleva un collar, se lo ha tenido que poner ahora, porque antes no lo llevaba y dudo no haberlo visto antes, se lo saco de debajo de la camiseta veo que se trata de una medalla, parece una medalla honoraria del ejército, suspiro y me acerco para ver si puedo ver el nombre que lleva. Veo la fecha, es de hace una año y medio, solo puedo ver la fecha el nombre no consigo leerlo. Me saco el móvil del bolsillo y doy un toque a la pantalla para poder iluminar la medalla. Austin Manly. Manly... es, es el hermano de John. No sabía que John tuviera un hermano. Solté el colgante y se lo puse en el pecho, dejando mi mano libre al tacto de su piel, suave, fresca.

Se movió para girarse hacia mí y pensé que lo había despertado, pero no, solo se había girado. La luz de la noche iluminaba su rostro con un color azul oscuro, al igual que el pelo. Ver dormir a una persona no es como yo había pensado, como cuentan en los libros, que parece apasionado, no para mí es más bien, aburrido, no hay nada que hacer más que observar. Intento distraerme tocándole el pelo, paso los dedos entre su pelo, tiene un tacto delicado, parece que se fuera a desvanecerse entre mis dedos, suave. Todo él olía a verano. Tantos detalles abruman mi conciencia y aunque no puedo evitar admitir que cada uno de ellos me vuelve loca, me resulta un poco aburrida ahora que no estoy hipnotizada por el verde de su mirada. Con los ojos cerrados no parece el chico que se reía en la playa o el chico que me salvo de un idiota corriendo por la calle. 

Miro la hora, casi son las 2 de la mañana, noto el cansancio de mis piernas, debería irme a dormir. Quizás mañana tenga otra oportunidad con John. Me levanto de la cama, recojo el plato y la lata y salgo por la puerta, soy idiota, vaya el tiempo perdido observándolo. Una vez en mi habitación me tiro en la cama sin deshacerla e intento conciliar el sueño.

Esta vez me duermo rápido. Un recuerdo de mi madre amenaza con atormentarme, pero esta noche prefiero no soñar en nada, no recordar nada.

1 comentario:

Paula Fortes dijo...

Increíble, no tengo más palabras:$
Me seguiré pasando!
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