miércoles, 8 de junio de 2011

Renaciste en un aullido a media noche. Chapter 4 (parte 9)

Sigo esperando escuchar su voz para que me diga que no pasa nada, que todo está bien.
   - Vamos a bañarnos anda, que nos va a dar algo con este calor.- dice, suave, consolador, destensando la situación. Sus ojos verdad siguen clavados en los míos, me pregunto que verá en ellos, y que vio mi madre en ellos. Si son unos ojos simples, totalmente negros, no tienen nada de especiales. Dejo mis pensamientos. Estoy andando de la mano de John hacia el mar. Le miro de perfil, sonrío, parece no darse cuenta. Una sensación de frescura me recorre desde las puntas de los pies hasta la cabeza. El agua pasa suave entre los dedos de mis pies e invade toda la orilla. John se estremece. Nos adentramos en el mar. Nos salpicamos. Nadamos. Disfrutamos del agua. Reímos. Y al final acabamos flotando en el agua.
   - El mundo contigo es muy distinto al que vivo con mis amigos en Cefalonia.- dice, casi como un susurro. Odio cuando se pone melancólico, pero esta frase me hace enrojecer y prefiero no contestar. Prefiero no decir nada, a decir algo que pueda cambiar las cosas. Soy feliz con John, ahora. Mi padre llegó con una cesta cargada de comida para que estuviéramos en la playa todo el día. Después de comer, mi padre se fue a dar un paseo por la playa. Nos ofreció ir con el pero John y yo estábamos a gusto  sentados en la arena y estuvimos un rato más, así sin decir nada, sin mirarnos, sentados en la arena, removiéndola y formando pequeños hoyos en ella, moldeándola, y sin darnos cuenta acabamos haciendo un barco velero hecho con arena de la playa. Nos quedó bastante pasable, podríamos convertirnos en artistas, pero preferimos meternos en el agua una vez más
La noche caía a cada segundo que pasaba. Quedaba escasa una hora para el atardecer. Le propuse a John irnos a casa y vestirnos para salir a cenar y ver el atardecer. Él accedió. Teníamos que darnos prisa. John corría delante mía para llegar a casa. La casa estaba muy cerca de donde nos habíamos sentado y no tardamos en llegar. John tenía la camiseta colgada del hombro y las chanclas en la mano, las soltó y se las puso en los pies. Yo hice lo mismo. Él fue a tender las toallas que habíamos usado, mientras que yo subí a la planta de arriba y me di una ducha rápida, al salir de la ducha estoy cubierta únicamente por una toalla. Atravieso el pasillo y me percato de la mirada atenta de John desde la puerta de su habitación, está asomando la cabeza disimuladamente, pero lo hace a propósito, su mirada burlona me lo revela. Sonrío y él se mete en su cuarto cerrando la puerta detrás suya. Me apresuro en vestirme. Me pongo unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta a rayas con la manga caída y en los pies unas sandalias. Ya estoy lista. Salgo de mi habitación, pero antes miro la hora. “nos queda media hora” pienso y me apresuro a bajar las escaleras, no tengo ganas de repetir la escenita de esta mañana, y he visto bastante a John sin camiseta por hoy, y además, si me asomara ahora pensaría que estoy solo quiero verlo sin camiseta.

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