martes, 19 de julio de 2011

Renaciste en un aullido a media noche. Chapter 5 (parte 7).

John desapareció en la oscuridad del pasillo, mientras yo me acercaba a la cama quitándome los zapatos. Me tiro bocarriba en la cama, a pesar de mi cansancio, no puedo conciliar el sueño. Las últimas horas se proyectan en mi cabeza. No sé qué pensar, ni si quiera sé como interpretar todo aquello, quizás sea una equivocación, pero me parece demasiado obvio que no lo es.
   - Mama, ayúdame, te necesito tanto ahora, ¿por qué?  
Es cierto necesito que esté a mi lado, que comparta mi sufrimiento porque es demasiado grande para mí, que me ayude a resolver todas mis preguntas, que me consuele y que me ayude a dormir, porque realmente estoy agotada, pero esta mierda de situación no me deja ni siquiera dormir. Me pongo de rodillas en la cama y miro la magnitud de la noche, totalmente serena. Me da envidia, millones de personas en el mundo disfrutan ahora de un plácido sueño, sin preocupaciones, solo un mínimo porcentaje está como yo, o es quiero creer, al menos así no me sentiré única. Hay tantas posibilidades que es difícil acertar en cuál es la verdadera. Pase lo que pase de lo único que me quiero asegurar es de seguís con vida y mantener a los demás con vida. No quiero tener pérdidas innecesarias. Suspiro. Me fijo en cada detalle del paisaje nocturno, pero me resulta imposible porque no encuentro detalles, el cielo está completamente monótono, totalmente teñido de azul, quitando la luna, la misma de todos los días, nada nuevo. Pienso en los astrónomos que estudian las estrellas y el cielo y los compadezco estudian y estudian y descubren algo nuevo cada 100 años aproximadamente. Yo no me sentiría realizada en la vida si fuera uno de ellos. Las piernas se me están durmiendo y caigo en la cuenta que con todo esto no he cenado, y John tampoco. Las tripas me crujen pidiendo alimento. Entorno los ojos, ya no tengo espacio en mi mente ni para una cosa tan esencial como el alimento.
Me limito a seguir mi instinto y me desplazo a la cocina a paso despreocupado, parece que no soy yo la que se mueve, que no soy yo la que ejecuta la orden del movimiento, pero aun así me muevo, me siento absolutamente ausente de mi misma, como si una parte de mi estuviera fuera de mi forma física observándome al tiempo que piensa en todas esas preguntas sin respuesta que tengo. Siento el movimiento de las cosas en el exterior, pero no me preocupa nada. Supongo que es así como se siente una a punto de morir. Creo que mi mente no intenta poner respuesta a mis preguntas solo está asumiendo que el fin se puede estar acercando y que puedo morir en dos segundos o dos semanas, pero no obstante, mi mente me está preparando para morir.
Irónico, en vez de que mis perseguidores o como sea que se puedan cualificar piensen en como matarme, si es que quieren matarme, nada es seguro, yo me preparo para ser asesinada, quizás sea que me siento cerca de la muerte, o quizás sea que no tiene sentido vivir cuando no hay demasiado a lo que aferrarse en este mundo.
 Mientras tanto, sigo en mitad de la escalera. Me siento lenta, muy lenta. Aprieto el paso, pero aun así, me siento torpe. Por fin he llegado a la cocina. Miro en la nevera, me cuesta decidirme entre una ensalada o hacerme un sandwich de Jamón York y queso. Decido que prefiero un sandwich, necesito más comida que una simple ensalada que sé que no me saciara el hambre. Me cojo una Fanta y me siento en un taburete a comer.

No hay comentarios: