Entré en la habitación con sigilo. John me seguía con la mirada, le molestaba mi presencia y mi comportamiento no mejoraba la situación. Me estaba comportando como una insensata, después de todo he abierto la puerta a lo bestia, he sonreído tontamente y he entrado casi de puntillas, algo que solo haría una hermana pequeña que todavía no ha madurado. Dejo el plato sobre la cama y le tiendo la lata. John suelta la navaja en la mesa que ha al lado de la cama y coge la lata con un suspiro, cuando ha bebido lo suficiente la deja en la mesa y pierde la mirada tontamente en la parte de enfrente, no adivino a averiguar en lo que andaba pensando, pero creo que me acercaba, con lo que ha pasado hoy no creo que pueda pensar en otra cosa, ni siquiera se acordará que estoy ahí y que le he traído la cena. Dirijo la mirada al mismo sitio que la suya. En la pared hay un corcho con fotos de todos los veranos en aquella playa con sus padres, desde que era un bebe hasta el año pasado y me pregunto dónde estarán ahora sus padres, pero no me atrevo a articulas palabra, me limito a observar cada minucioso detalle en el que él se pueda estar fijando. Veo a John en cada etapa de su vida, bajo la sombrilla con su madre tomando un zumo intentando a atinar a coger la pajita con la boca, a hombros de su padre corriendo a la orilla, jugando a las paletas con algún amigo, haciendo una muralla de churritos de barro en la orilla con las manos perfeccionistas de su madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario